La Paciencia, yo, y mi otro yo.

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Tengo una teoría en la que con cada situación que surge, a la siguiente esperamos menos.

A continuación desglosaré el anterior título para una mejor abstracción de éste común conflicto.

Capítulo I: La Paciencia.

¿Es ud. una persona paciente con su entorno?

Existe cierta paradoja en valorar lo que más nos cuesta y sin embargo tener niveles inexistentes de paciencia para ello. A las buenas o a las malas todas/os hemos aprendido que lo que conseguimos de manera fácil nos dura poco, (que suele ser poco satisfactorio una vez es poseído por nosotros) y lo verdaderamente hermoso nos costará quizá la médula ósea de todo nuestro atribulado ser…

Pero, ¿Es esto real? o ¿Es simplemente el ego humano el que influye para hacernos sentir que la espera  «ha valido la pena»?

Difícilmente debemos aceptar una verdad absoluta sin que ésta tenga demostración fiable, entonces analicemos si realmente aplica la ley empírica de que SIEMPRE lo que cuesta está destinado a ser espectacular… Un ejemplo:

Supongamos que ud siente atracción por una persona, pero no cualquier persona, alguien que tiene el potencial infinito de encantarle hasta la locura, ud se encuentra correspondido por dicho sentimiento, pero según dicta nuestro proceso evolutivo debemos iniciar una interacción saludable y amena con dicha persona, debemos recorrer un camino muchas veces pedregoso para emprender nuestra aventura hasta la conquista de nuestro ser encantador. Debemos esperar.

No se lee tan mal, si tomamos en cuenta que la vida es una constante espera, lo engorroso del asunto es cuando nos encontramos esperando demasiado, existe un chip invisible que poseemos los seres humanos el cual nos indica cierta incertidumbre cuando llevamos “esperando demasiado”, entonces ¿Qué hacer?…

(Elija un literal, por favor. Gracias)

a. Seguimos nuestros instintos y nos marchamos porque somos demasiado apresurados como para mantenernos en una situación que se está tornando confundiblemente infructuosa por  demandarnos demasiado tiempo.

b. Abogamos a la ancestral creencia de que debemos luchar por lo que queremos hasta el final, sin importar las consecuencias, por más terriblemente dolorosas que éstas parezcan.

c. Depende.

A mi particular punto de vista, la respuesta más simple es siempre la correcta, pero ud no debe compartir empáticamente mi opinión. Se habrá visto tentada/o por una de las opciones planteadas.

¿Habrá sido el literal “c”? Asumiremos que sí. Pero, ¿depende de qué? Depende de todo, depende de la persona en cuestión, depende del momento, depende de la situación.

Lo importante es tener claro que queremos, así saber cómo conseguirlo será mucho más sencillo.

Si nos vamos un poco por la tangente, ser paciente ¿Es una virtud o un defecto?

¿Nunca su impaciencia les ha llevado a participar en una vergüenza Ancestral que de seguro trasciende fronteras y seguro saltos Generacionales? (Es pregunta cerrada).

Insisto que ésta vida debería venir con un manual, si bien nadie lo seguiría tendríamos un respaldo de que hacer, como comportarse, que botón presionar, qué función humana activar para lidiar con ciertas situaciones y evitar caer en hacer el ridículo de tu vida con una situación estilo «Trágame tierra».

Y es que la impaciencia nos transporta a otros niveles de la realidad, donde nos comportamos de forma arbitrariamente contraria a la que consideramos «normal», la mesura no es algo que nos caracterice en esos instantes porque tenemos un solo y primordial objetivo: Conseguir lo que queremos lo más pronto posible. Sin embargo como toda historia, existe un Antagónico, en nuestro caso sería: Una persona paciente. Sinceramente nunca he entendido como ciertas personas pueden disfrutar de la espera con tan grata actitud (lo cual me hace dudar si poseo una psicología sana), pero como dijo Einstein:

«Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas»

 

Capítulo II: Yo.

Si nos remitimos a definiciones en el ámbito psicológico el “Yo” es también denominado Ego, la parte mediadora entre nuestros impulsos y las acciones socialmente aceptadas, lo que la sociedad espera de nosotros.

Luego de esa breve descripción, veamos cómo afecta ésta parte en el momento escabroso de “Esperar”.

Sucede que la mayoría de personas de hecho poseen una conciencia la cual les dicta que el Universo no gira alrededor suyo y que las acciones que realicen tienen repercusiones (perceptibles o imperceptibles) en las demás personas, por lo tanto no actúan en un primer momento por los deseos latentes que se encuentren en lo más profundo de su ser, la paciencia no solo se vuelve una virtud para ellos, sino más bien una herramienta singular para asegurar el éxito de su travesía.

En contra-parte existimos un grupo de personas que nos volvemos irracionales cuando nos hacen esperar, más que un defecto, lo vemos como un golpe al ego, también somos el mismo grupo de personas que quieren las cosas “para ayer”, no se confundan porque si tenemos la habilidad de esperar pero dicha espera no debe prolongarse porque somos capaces de desatar una 3era. Guerra Mundial, por más exagerado que se lea, si es ud un miembro activo de éste grupo, me entenderá a la perfección.

Capítulo III: Mi otro yo.

En éste caso no nos remitiremos a términos psicológicos, “Mi otro Yo” representará la batalla moral y psíquica que libramos cuando no sabemos qué hacer, y mucho menos a quien acudir.

No me detendré demasiado en ésta parte para evitar redundancia, pero bastará con decirles que es “Mi otro yo” el objeto de mi estudio primordial, porque es quien decide la razón moral o antimoral detrás de una acción, seré más específica: Es esa parte la que genera el conflicto en nuestras vidas, la parte que se alimenta de logros cumplidos, de conquistas llevadas a su finalización, puede decirse que es la parte irracional de todas las decisiones, es la parte que a pesar de estar consciente que debe una clase de Respeto a la sociedad, también es la misma que lucha por alguna clase de reconocimiento, ya sea que éste haya sido conseguido “Por las buenas o por las malas”.

Es un hecho natural que las personas nos complicamos más de lo debido, no sé si por alguna terrible predisposición genética o algún potencial error de la Matrix, pero sucede, sucede a la vuelta de la esquina y seguramente, en algunos casos frente a éste ordenador.

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4 comentarios

  1. Sara Santamaria

     /  14 enero, 2013

    Que buena publicación jajajaja excelente manera de autoanalisis, creo que habemos muchas personas que tenemos un poco de todo. Gracias por escribir cosas que nos hacen reflexionar y conocernos de esta manera 🙂

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  2. Rebe Castellanos

     /  15 enero, 2013

    Gracias, Sari me alegra que te haya gustado 😀

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  3. Majo Bautista

     /  17 abril, 2013

    Como siempre, buen post. Definitivamente ya he pasado por los famosos trágame tierra que mi vómito de emociones me ha causado, y todo por ser impaciente. Y claro, también soy del grupo de personas que queremos todo ‘para ayer’.

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  4. Elena

     /  14 agosto, 2013

    He sido paciente, he esperado más de 5 años y no dá su brazo a torcer, es momento de marcharme.

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